sábado, 17 de octubre de 2015

LA PÉRDIDA


Siempre me pregunto, aunque no voluntariamente: ¿a qué sabe la pérdida?
Es un dolor que esperas, del que crees estar preparado, pero cuando oyes la mala noticia un pinchazo recorre tu pecho y, por donde ha pasado ese rayo de dolor, queda un vacío inexplicable.
Tu estómago se llena de sufrimiento y te es increíblemente difícil comer. 
Tu cabeza, no obstante, queda vacía. Agujeros en tu mente te hacen vivir en un mundo inexistente. Piensas, pero a la vez no lo haces. Solo estás ahí en ese momento, sin poder hacer ni decir nada.
Te quedas en ese estado durante días, en los cuales las noches son muy cortas y el insomnio muy largo.

Y llega el día del entierro, ese día tan sufrido, en el que llorarás hasta quedarte sin lágrimas en el cuerpo  y recordarás todas las cosas bellas de esa persona.
Después de este duro trance pasará el tiempo y con él  se arrastrará el olvido.
Pensarás en esa persona con una triste sonrisa en los labios y le echarás de menos en secreto.
Sentirás ese pinchazo que sufriste al conocer su muerte, cada vez menos intenso, al oír su nombre y, de pronto un día, olvidarás el dolor de la muerte.



Y entonces te preguntarás: ¿a qué sabe la pérdida? Y la sufrirás de nuevo.


Londres, 21 de Diciembre del 2013. Tras la muerte de Rosa Vidal a los 94 años: la meva àvia.

viernes, 9 de octubre de 2015

NO-DIENTE


El dolor en la boca era extremadamente intenso.
En uno de mis constantes lamentos se me ocurrió decir cuánto me dolía el diente, con la acertada mención de mi madre de que no me podía doler un diente que ya no tenía.
Así pues, lo que me causaba daño no era el diente, sino su ausencia.

El no-diente se había convertido en mi forma de vida.

Era cuando tenía algo y lo perdía que era consciente de lo mucho que lastima.
No es el perder un objeto, una persona o un sentimiento lo que nos causa angustia o malestar. Es, sencillamente, haberlo tenido y después perdido para siempre.

El no-diente es una metáfora del mundo real.

Es un hueco que te queda física y psicológicamente de algo que habías desestimado y que ahora que ya no está contigo.
No echamos de menos a esa persona, sino el tener una persona que nos haya querido. No es el objeto en concreto el que nos falta, sino el haberlo poseído.
No es el diente lo que me duele, sino el hueco que me ha dejado en la dentadura.

Pero, por suerte, la encía sanará. Se regenerará lentamente hasta cubrir el agujero. Y en ocho meses la herida habrá cicatrizado, hasta tal punto que ni yo ni mi cuerpo nos acordaremos de esa muela. Ni del amor y la amistad perdida, ni de los objetos ausentes...

Simplemente, volveré a poseer sin saberlo y a disipar para lamentarlo, en un eterno ciclo de tener y perder, hasta no poder contarlo.

Barcelona, 9 de octubre del 2015. Con dos muelas menos.

jueves, 1 de octubre de 2015

LA NÒRIA


La vella nòria vora el riu ara és vermella, quan sempre havia sigut blava.
Tot ha canviat i no me n'havia adonat fins ara.

En arribar, la neu em va impressionar.
Cada floc que queia m’enamorava.
Les petites gotes glaçades em gelaven les galtes i quan estavellaven sobre les ulleres m’hi deixaven unes gracioses marques.
Caminar sobre la neu era una odissea i el fet de caure una gran riallada.
No obstant això, avui un llençol blanc sobre el paisatge és sinònim d’un mal dia. Caminar a poc a poc per no caure ja no em fa pas gràcia.
Els flocs que m’entorpeixen la mirada i em gelen les galtes no em fan pas somriure, sinó una gran arruga al mig del front.
Abans veia les petites coses, aquelles tan diferents de la meva Barcelona, i m’enamoraven.
Amb el temps, tot allò que era diferent fou un amor passatger, perquè tu ets la ciutat del meu cor.
Tant se val que estiguis bruta, que hi tinguis alguns indesitjables o que no siguis la més organitzada del món.
Ja no m’importa la calor insuportable quan visc a un país on les hores de sol estan comptades.

La nòria canviarà de colors, així com canvio jo, però tu mai no deixaràs de ser la ciutat que m’ha fet i per la que viuré amb el recel de voler-hi tornar, però no poder-hi encara.  



Relat llegit al programa 90 de l’Aquesta nit només canten per mi a Bocaràdio l’11 de febrer del 2015.

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